viernes, 13 de febrero de 2015

1985 - BORNEO

El Camel Trophy 1985, en su sexta edición llevó a los participantes hasta la segunda mayor isla del mundo, Borneo . Fue la edición que mayor número de equipos acogio hasta el momento, 16 equipos de 8 paises diferentes, incluyendo 3 nuevos participantes: Japon, Brasil y las islas Canarias. La mayor parte de la superficie de Borneo, que con sus 736.000 km2 constituye una de las islas más grandes del planeta, está cubierta por una selva densa y exuberante, formada por numerosos árboles de apreciable madera, tales como el sándalo y el alconforero, y una abigarrada vegetación. La isla está dividida en dos partes principales: la mayor, conocida con el nombre de Kalimantan, pertenece a Indonesia y se extiende por el centro, este y sur del territorio; la parte oeste pertenece a la República de Malasia, mientras que hacia el norte se en encuentra el joven país de Brunei, independiente del protectorado Británico desde febrero de 1985.
Como es habitual en todas las ediciones del Camel Trophy, entre los expedicionarios que se reunieron para iniciar la prueba en Balikpapan, localidad situada al este de la isla, había gentes de las más diversas procedencias y profesiones, desde un visitador de farmacias florentino hasta el propietario de una pizzería en Rio de Janeiro, un piloto holandés de aviones F-16 o un pianista de Japón. Un variado grupo humano, en suma dispuesto a compartir durante unos días su pasión por la aventura.
 

La organización había previsto 1600 km, que es el objetivo a cumplir en todas las ediciones, entre Samarinda en la costa este de Indonesia y haciendo una ruta circular en sentido inverso a las agujas del reloj acabo en la antigua ciudad portuaria de Balikpapan., ¿Porque hacerlo simple cuando se puede hacer complicado. Esto es sin ninguna duda lo que pensaban la organización del Camel. Se eligio la estación de lluvias para atravesar Borneo. Hasta tal punto fue complicada la ruta que a los Land Rover utilizados este año se les denomino “Submarinos amarillos”
  
Al contrario de lo que sucediera en la cita celebrada dos años antes en Zaire, el recorrido inicialmente previsto por los organizadores tuvo que ser ostensiblemente acortado. La lluvia, de nuevo volvió a ser un tremendo obstáculo a vencer durante la prueba, Y es que a causa de las lluvias torrenciales caídas sobre la isla de Borneo pocos días antes del comienzo de la prueba, los cauces de algunos ríos que en los viajes exploratorios previos se habían considerado fácilmente vadeables tenían ahora, en algunos casos más de seis metros de profundidad y producían peligrosas y rápidas crecidas en los ríos . Y del mismo modo, los caminos por los que debería transcurrir el convoy se encontraban completamente infranqueables, de ahí que fuera necesario rehacer los itinerarios y prescindir de algunas de las etapas programadas. El trazado previsto tuvo que ser modificado sobre la marcha en sus últimas etapas. Las dificultades del terreno, del que en muchos casos había desaparecido todo vestigio de camino, endentecieron notablemente la marcha del convoy. La progresión fue incluso más lenta a través de las montañas de las regiones con jungla,, del este de Kalimantan, algunas veces reduciendo la velocidad del convoy a 2 o 3 kilometros diarios.
 
En consonancia con la lujuriante vegetación, Borneo es un territorio propicio al desarrollo de una variada fauna, en la que destacan diversos tipos de orangutanes (precisamente el termino orangutan, de origen malayo, significa literalmente <<hombre de la selva>>) y una gran variedad de serpientes, como la pitón y la cobra, aunque la más destacable por su rareza es la llamada <<serpiente voladora>>, un ofidio que , al descender de los árboles, ensancha su cuerpo y llega hasta el suelo planeando.

Pero lo que realmente hizo insoportable la estancia de los expedicionarios en la selva de Borneo, fue otro tipo de fauna que parecía dispuesta a compensar su poquedad corporal con una intensa exhibición de sus habilidades punzantes: los insectos. Porque a las nubes de mosquitos, chinches y avispas que constantemente merodearon en torno a la caravana, hubo que añadir la insufrible presencia de las <<hormigas de fuego>>, cuyas mordeduras son extremadamente dolorosas. Menos mal que los aguijoneados viajeros pudieron contrarrestar sus molestias epidérmicas con los gozos de la vista, ya que ante ellos se extendía una flora de matices indescriptibles por entre la que revoloteaban algunos ejemplares de la Ornithoptera brookeana, a juicio de los entomólogos, la mariposa más bella de la creación.

De todas formas, la selva de Borneo fue muy difícil de traspasar, y tan solo pudieron recorrerse 400 kilometros durante los quince días que duro la prueba. Todo un record de paciencia en la historia del Camel Trophy. Y eso que en las últimas etapas los conductores permanecían hasta las cuatro de la madrugada al frente de sus vehículos y la marcha volvía a iniciarse tan solo tres horas después. No obstante, la meta de Samarinda quedaba aun muy lejos, y los responsables de la prueba optaron por variar el recorrido de las últimas jornadas y trazar una ruta de retorno a Balikpapan. Quedó claro, por tanto, que el adjetivo <<impenetrable>> aplicado a este rincón del planeta es algo más que un tópico.


Durante la prueba y habida cuenta de las inmejorables condiciones que el escenario ofrecía para ello, se ensayaron nuevos métodos, basados en el empleo de balsas neumáticas, para vadear ríos cuando es evidente que los automóviles no pueden hacerlo por si mismos. 

Los resultados de la experiencia habrían de ser convenientemente aprovechados en la edición celebrada al año siguiente en territorio australiano.

Todo el convoy fue engullido por una pista inundada de barro, pista por la que solo consiguieron avanzar 300 m en 24 horas.
Para salvar el total bloqueo terrestre a que se encontraba sometida la expedición, hubo que buscar una salida aérea. De esta forma, un potente helicóptero Sicorsky, fue trasladando a la totalidad de los Land Rover 90 que formaban el convoy suspendidos dentro de una red sobre el impresionante paisaje de la isla a través de millas de bosque inundado, donde sin ninguna duda, de no ser por esta ayuda, habrían permanecido allí hasta la siguiente estación seca.
  En medio de numerosas dificultades fueron desarrollándose las nueve pruebas especiales que servirían para determinar el ganador del trofeo. Los equipos italianos partían como claros favoritos, habida cuenta del excelente papel que los representantes de este país habían desempeñado en anteriores ediciones. Pero lo cierto es que defraudaron o, simplemente tuvieron que ceder ante la mejor actuación de uno de los equipos alemanes formado por Heinz Tallin y Bernd Strohdach, que consiguió alzarse con el triunfo, seguido por un equipo japonés. 

El otro elemento significativo, por primera vez introducido durante Borneo 85, fue la inclusión del trofeo al Espíritu de equipo, otorgado al equipo, el cual según la opinión y juicio del resto de equipos participantes, reflejase el compañerismo y camaradería de la prueba. El trofeo <<Espíritu de equipo Camel Trophy>>, fue a parar a manos de los equipos brasileños, en concreto a los simpáticos participantes brasileños, Carlos Probst y Tito Rosenberg, fundamentalmente por el valor y la capacidad de entrega demostradas, ya que sus integrantes fueron capaces de continuar en la prueba después de sufrir un aparatoso accidente en el que se precipitaron con su vehículo por un barranco de diez metros. Fue una edición donde los vuelcos fueron numerosos. Los primeros fueron los suizos que salieron disparados de una rodera, seguidos por los alemanes en las mismas circustancias. Otros 3 Land Rover corrieron la misma suerte durante las 24 horas siguientes. Todo un record para batir, 6 vuelcos y 18 metros de caida del vehículo del equipo italiano. 

La segunda posición en este trofeo la ocuparon los representantes canarios. Entre sus meritos, destacó el hecho de que cambiaran el embrague de su vehículo en un tiempo record y el ser los primeros en vadear un río de gran anchura, después de que otros cinco equipos lo hubieran intentado sin éxito.

Video resumen en Inglés:
 
 

jueves, 12 de febrero de 2015

1984 - BRASIL

En 1984, para celebrar su quinto aniversario, el Camel Trophy retornó al escenario brasileño, aunque en esta ocasión el itinerario transcurrió por una ruta diferente. El punto de partida se situó en Itaiuba, a orillas del río Tapajoz (afluente del Amazonas por el sur), y el convoy avanzó en dirección noroeste hasta llegar a Manaos, capital del estado de Amazonia, tras recorrer más de 1000 millas durante dieciséis días de aventura. En esta ocasión los organizadores volvieron a elegir vehículos Land Rover, aunque variaron el modelo con respecto al año anterior. Este año eligieron el Land Rover 110.
 
Este año compitieron 6 naciones, incluyendo a Bélgica como participante por primera vez, y cada nación llevo a 2 equipos, siendo esta edición la más multitudinaria hasta el momento.

La ruta seleccionada eligió de Nuevo la famosa autopista Transamazonica, pero esta vez comenzando en Santarem, donde la edición de 1980 había terminado, y finalizando en Manaus, capital de la provincia amazonia, junto a la confluencia del gran Amazonas y también el impresionante Río Negro.

Una particular estación extremadamente lluviosa en el 84 hizo que la ruta originalmente programada fuese imposible de hacerse, así que se busco una alternativa. Sin embargo, la alternativa no fue mucho mejor ya que los equipos no salían de los interminables barrizales con sus 110. 


 Para hacerse una idea de las dificultades que los expedicionarios tuvieron que afrontar, baste con pensar que una de las etapas, atravesó la zona da Jacarea-Canga, en la que se han detectado más de 1000 tipos de malaria. Por otra parte, anacondas, serpientes cascabel, pumas, jaguares, pirañas, caimanes, iguanas y otros muchos habitantes de la selva amazónica y de sus aguas fueron testigos de excepción del paso de los aventureros a través de parajes en los que se dan cita las más variadas especies animales y vegetales, muchas de ellas completamente desconocidas en Europa.
 
 Tres veces el avance de los equipos fue interrumpido por puentes dañados o destruidos, cada uno con alturas superiores a los 12 metros sobre el nivel de las aguas. Los primeros problemas surgieron con el hundimiento de un endeble puente de 10 metros de ancho sobre el río Tapajos, en el preciso momento en que uno de los Land Rover se disponía a atravesarlo. Faltó muy poco para que el vehículo y sus conductores cayeran al río con los maderos del puente.

Este incidente provocó una de las escenas más insólitas de toda la historia del Camel Trophy. Poco después del mencionado hundimiento, un grupo armado formado por una veintena de buscadores de oro apareció súbitamente frente al convoy y acusó a sus integrantes de la destrucción del puente, obligándoles a construir uno nuevo. Para la laboriosa construcción del puente se utilizaron troncos atravesados entre ambas orillas, tarea que se llevo a cabo con la ayuda de poleas y cabestrantes, y entre los troncos se dispusieron las planchas de desatasco para facilitar el paso de los vehículos.

Estos buscadores de oro, los célebres garimpeiros – moradores de los garimpos o poblados – son personajes verdaderamente singulares. Generalmente se trata de antiguos habitantes de las zonas más pobres de las grandes urbes brasileñas que han abandonado sus lugares de origen con la esperanza de encontrar en la selva el oro necesario para cambiar sus vidas. Trabajan de sol a sol, removiendo la tierra y llenando pesados sacos que acarrean hasta las mesas de los lavaderos, para obtener cada día, en el mejor de los casos, un par de gramos de oro que cambian por medicamentos y comida a los comerciantes que se acercan por la zona.

Pero no siempre los peores problemas con que se enfrentan los garimpeiros son los derivados de las penosas condiciones de vida o de los peligros de todo tipo que acechan en el interior de la selva amazónica. Ya avanzada la prueba, concretamente a la salida del poblado de Montanha, la expedición encontró a uno de estos buscadores de oro cosido a puñaladas, y aunque el médico del convoy se ocupó inmediatamente de él, no pudo hacer nada por salvarle. El herido había perdido mucha sangre y murió a las pocas horas.

 Las dificultades fueron muy numerosas. Además de poner de manifiesto sus magníficas condiciones físicas, su capacidad de resistencia y sus habilidades para conducir sobre terrenos plagados de obstáculos, en esta ocasión los participantes del Camel Trophy tuvieron que demostrar también sus conocimientos de mecánica, pues la organización decidió que fueran los propios conductores quienes hicieran frente a los problemas técnicos que sufrieran los vehículos, en lugar de permitir el auxilio de mecánicos especializados, tal como había ocurrido en ediciones anteriores. De esta forma, fueron varios los equipos que se vieron obligados a detener su marcha durante varias horas para reparar las averías de sus maquinas, con el consiguiente esfuerzo necesario para intentar recuperar el tiempo perdido y enlazar con el resto del convoy.
 
El aspecto competitivo de la aventura se dirimió por medio de doce pruebas especiales, donde se conjugaron, como siempre, la destreza, el aplomo, la inteligencia y la velocidad de los participantes, aunque en esta ocasión, por los motivos antes apuntados, las dificultades mecánicas fueron mayores, y nada menos que cuatro vehículos tuvieron que ser abandonados en la selva. El vehículo belga cayo de un puente cuando lo estaban cruzando a una velocidad elevada. El equipo español choco con un árbol en otra de las pruebas especiales. Después de un gran esfuerzo los 12 equipos finalmente llegaron a su destino. Por segunda vez en 3 años, un equipo italiano, este año compuesto por Mauricio Levi y Alfredo Redaelli, por un escaso margen de puntos sobre los alemanes Volker Lapp y Ulrico Schum. Fueron precisamente los alemanes quienes conquistaron el codiciado trofeo al “Espíritu Camel”, otorgado por votación entre los participantes y organizadores.

La participación de España, representada en esta ocasión por dos equipos – uno peninsular y otro canario –, fue muy destacada. Así lo reconocieron los organizadores de la prueba al instituir un premio especial al pundonor, para distinguir el comportamiento de los canarios Armando Sosa y José Joaquín Moreno. Por su parte, el equipo representante de la península compuesto por Alfonso Lerma y Alvaro Domínguez, obtuvo una excelente segunda posición en la designación del “Espíritu Camel Trophy”.

Video resumen en Inglés: 


1983 - ZAIRE

El camel trophy se trasladó a Africa por primera vez en 1983 y lo hizo en el extenso territorio de 900.000 kms cuadrados de Zaire, antiguo Congo Belga o Congo Kinshasa. Este año se reemplazon los Range Rovers utilizados en los 2 últimas ediciones, haciendo su debut los LR Series III 88. 11 vehículos incluia el convoy que salio de Kinshasa.
 
Por primera vez , incluyó a participantes españoles – Juan Espinosa de los Monteros y Jose Manuel Rodríguez Bautista (última foto), junto con los equipos igualmente debutantes de Portugal, de Hong Kong y Suiza.

 Con este incremento en el número de países participantes, se vio la necesidad de restringir la participación a un equipo por país, así que un total de 7 equipos internacionales tomaron parte en el evento. La participación del equipo portugués era especialmente significativa, habida cuenta del territorio en que se iba a celebrar la prueba. En efecto, las primeras referencias históricas sobre el Congo fueron suministradas en el siglo XV por marinos portugueses.

 El 6 de abril en Kinshasa, capital de Zaire, se dieron cita los equipos seleccionados para iniciar un recorrido que, tras quince días y mas de 2.000 kms, habria de conducirles hasta Kinsangani, hacia el norte del país. Después de 2 días de camino fácil cubrieron 220 millas y alcanzaron Bandunu sin incidentes. El equipo de Hong Kong lo celebro invitando al resto de la expedición a un festín de pollo.
Como ejemplo de la rudeza de la prueba, sirva el dato de que en muchas jornadas no se logró superar los 40 kms de recorrido. En una de esas jornadas, 4 días después de comenzar, se encontraron un árbol enorme que bloqueaba el camino. 

 Los winches poco pudieron hacer así que hubo que usar las hachas y las sierras. A la vez se recibía un mensaje de socorro del camión que transportaba el combustible de la expedición. Estaba atrapado en el barro 30 kms detrás. 3 vehículos acudieron al rescate, 6 horas de recorrido retrocediendo el camino. Las 12 toneladas de carga eran imposibles de rescatar con los winches, así que se optó por vaciar el camión para rescatarlo. Después de rescatarlo hubo que volver a cargarlo. Los hombres estaban desechos. Y encima había que alcanzar a la expedición de nuevo. Debido a que la expedición se encontro con varios árboles gigantes bloqueando el camino, toda la expedición conectó de nuevo varias horas después.

 Las condiciones que se encontraron los participantes fueron extremadamente diversas, con terrenos que variaron desde profundos barrizales hasta desiertos de arena. Sin embargo, las condiciones del terreno no eran nada comparado con las temperaturas que soportaron de hasta 48º C a la sombra con una humedad sofocante del 95% de humedad. Estas condiciones eventualmente hicieron mella en los participantes durante su camino hacia Kisangani en la recta final. Uno de los españoles sufrió el llamado “golpe de calor”.
 
Para el décimo día las condiciones se endurecieron según entraban en la jungla en la zona de Mai-Ndombe. Hubo varios cruces de rios, algunos se vadearon mientras que otros hubo que construir puentes y en otros pasando sobre troncos resbaladizos.
Además de hacer frente a dicho cúmulo de dificultades, pudieron observar de cerca de una de las etnias más representativas de la zona: los pigmeos. Y así mismo escucharon los peculiares sonidos de algunas de las numerosas lenguas bantúes, cuyos nombres encierran por si solos una poderosa capacidad de sugerencia: el kiluba, el lingala, el kikongo…..

 En el aspecto competitivo, la suerte no favoreció al equipo italiano, cuyos integrantes se desplazaron al corazón de Africa pletóricos de moral y en magníficas condiciones físicas, dispuestos a revalidar el titulo que su país había conquistado tan brillantemente en la edición anterior. Al tercer día de viaje, cuando estaban a punto de finalizar las pruebas especiales, en las que los italianos se encontraban magníficamente situados, se incendio su vehículo y la victoria fue a parar al equipo Holandés formado por Henk Bont y Franz Heij, quienes supieron extraer el máximo rendimiento de sus posibilidades con una inteligente actuación, mezcla de prudencia y tenacidad. El motivo del incendio del vehículo fue un hornillo de gasolina, que tres periodistas italianos usaron para cocinar sobre el capot caliente del vehículo. No hubo extintor capaz de apagar las llamaradas del Land Rover y en un momento se transformo en una antorcha. El tanque de combustible explotó incendiando todo el interior y a continuación quemo los 140 litros de diesel que estaban en los tanques de reserva. Hubo que repartir provisiones, material y ropa de todos los equipos para el equipo italiano que lo perdió todo.

Otro de los días, cuando las provisiones llegaron desde Kinshasa en avión, la expedición tuvo que trabajar duro sobre el terreno. La pista era demasiado corta y el avión no podía despegar. Hubo que ampliar la pista, cortando árboles y aplanando tierra hasta que el piloto pudo despegar.
Una vez más, sin embargo, brilló por encima de todo el verdadero espíritu del Camel Trophy, tal como se desprende de las palabras con que uno de los participantes españoles, Espinosa de los Monteros, resumia la experiencia zaireña: <<lo vivido en estas dos semanas ha sido una aventura plena y gratificante. Nunca olvidare las jornadas de diez horas de conducción, abriéndonos camino, a veces, a golpe de machete; el cruce de los rios por puentes formados tan solo por dos listones; las noches en poblados donde hacia lustros que no veían a ningún extranjero; el ambiente de compañerismo compartido con aventureros de autentica talla, y un sinfín de experiencias mas….>>. Parece ser que nuestro compatriota Espinosa de los Monteros, no solo vivió la aventura tal y como comentaba, sino que la vivio a su propia manera y eso causo grandes disputas entre los 2 españoles. Las desavenencias vinieron por su forma de vida durante el Camel: borracheras de vino, consumo de sustancias toxicas y persecución de mujeres de color.
 
Los 2 médicos del Camel Trophy fueron de gran ayuda no solo a los participantes, sino a las gentes del Zaire, que recibieron en unas cuantas aldeas pequeñas, medicamentos y ayuda medica. Amigablemente se les llamaba “Hot docs” o también Quack 1 y Quack 2.
Camel Trophy - Zaire '83 fue Ganado por el equipo Holandés formado por Henk Bont y Franz Heij.

Video resumen en Inglés:



TEXTO ADICIONAL. REPORTAJE EN INGLES.
 
For the 1981 and 1982 Camel Trophies Range Rovers were used (with Series IIIs as support), and from then on Land Rover became a major player and sponsor of the event and its vehicles were used exclusively. For the 1983 event Series IIIs were used exclusively, and that is what concerns us here.

For the 1983 the Camel Trophy came to Zaire in central Africa for a course that ran between Kinshasa and Kisangani. The competitors travelled in 88-inch Station Wagons whilst journalists and support crews used 109-inch models. Both types were standard mechanically and bodywork-wise powered by the 2.25 diesel engine and were fully kitted out with roof-racks, winches, bridging ladders, steering guards, jerry-can mounts and additional lighting, as well as cooking and camping equipment and supplies. Rather bizarrely, considering the off-road nature of the event, Fairey free-wheel hubs were fitted to the the vehicles. Each 88-inch carried 1 team of 2 people.
For 1983 there were 7 teams, with entrants from Germany, Holland, Hong Kong, Portugal, Switzerland, Spain and Italy.

The Camel Trophies of 1982-1997 are a thing of legend in the Land Rover community- these grueling challenges pitted men and machines into the toughest off-road country in the world in a race to complete a route and complete a series of challenges. The vehicles used on the Trophy are now worth considerably sums on the private market. Many still wear their original transfers, badges and advertising stickers, as well as the dents, dings and scrapes in the paintwork and attract interest and respect wherever they go. They are easy to spot as they all are painted the distinctive Sand Glow Yellow of the Camel Cigarette company.

The Camel company began a re-branding exercise in the 1970s with a collection of outdoor leisurewear and equipment. This emphasis on outdoor activity and exploration strengthened so that in 1980 a contest sponsored by Camel was organised. In this competitors drove Jeeps through the Amazon jungle in a race against the clock. Along the way they had to complete grueling off-road tasks such as bridging chasms or fording deep rivers, as well as some projects related to the area, such as setting up a scientific research post deep in the rainforest. Teams were arranged by country and Points were awarded for completing the off-road tasks, the overall time taken on each leg of the 2-week course and team skills.

For the 1981 and 1982 Camel Trophies Range Rovers were used (with Series IIIs as support), and from then on Land Rover became a major player and sponsor of the event and its vehicles were used exclusively. For the 1983 event Series IIIs were used exclusively, and that is what concerns us here.

For the 1983 the Camel Trophy came to Zaire in central Africa for a course that ran between Kinshasa and Kisangani. The competitors travelled in 88-inch Station Wagons whilst journalists and support crews used 109-inch models. Both types were standard mechanically and bodywork-wise powered by the 2.25 diesel engine and were fully kitted out with roof-racks, winches, bridging ladders, steering guards, jerry-can mounts and additional lighting, as well as cooking and camping equipment and supplies. Rather bizarrely, considering the off-road nature of the event, Fairey free-wheel hubs were fitted to the the vehicles. Each 88-inch carried 1 team of 2 people.

For 1983 there were 7 teams, with entrants from Germany, Holland, Hong Kong, Portugal, Switzerland, Spain and Italy.

The route ran for 730 miles through jungle and savannah, mainly along rough logging tracks, with lots of river crossings. There were some sections of tarmac road, and some 'bush-whacking' on no roads at all. The conditions on the route were an average temperature of 45 degrees, 95% humidity and 3 inches of rainfall a day!

The convoy of 11 vehicles left Kinshasa on the 6th April and headed East. After 2 days of easy dirt-track convoy driving they had covered 220 miles and reached Bandunu without incident. The Hong Kong team celebrate by offering the other team members to join them in a chicken-feast- that is, freshly be-headed chickens! This seems to have helped break the ice somewhat......

By the 10th the off-roading got serious as the Series IIIs entered the Mai-Ndombe area of swampy jungle. There were several river-crossings. Some were made by wading, some by bridge building and some by inching across on slippery logs.

The next day drama descended. Some Italian journalists destroy their 109 when they knock over their oil-stove which they were using inside the rear of the vehicle to keep out of the rain. The stove set alight to their on-board fuel supply almost instantly destroying the 109 due to the jerry-cans of fuel strapped to the sides. The fireball actually caused the roof panel to fly off the Land Rover to a height of several feet. Luckily all those in the vehicle survived with minor burns- they had run as fast as they could the second the stove toppled. The other vehicles winched the wreck to level ground and the engine was actually started, but the fried electrics gave way and the vehicle was abandoned.

The convoy continued to wade through door-deep mud pits as they crossed the marshy plain. The mechanical winches saw frequent use. In 6 hours 40 miles was covered on the 12th. With the vehicles running low on diesel the competitors pushed through 6 hours into the night to reach the re-fuel point, only to find that the fuel transporter is stuck in mud 14 miles away. 3 88-inches spend another 6 hours ferrying the barrels of diesel from the stricken tanker to the camp- this racks up more team-skill points!

The 14th was a day of off-road challenges to acquire some more points. Bonnet-deep, fast flowing rivers were forded, winch cables became zip-wires and generally more mudplugging was undertaken. The Land Rovers haven't missed a beat so far and the competitors are fast becoming experts in the use of the 4WD system and winching. By now the Trophy was crossing the Equator in the midst of roadless jungle- the 109s were frequently getting left behind as the 88s squeezed through gaps in the trees as a path was cut through the forest.

On the 16th there were more re-supply dramas. Having successfully made their way out of the jungle. Land Rovers and axes were used to lengthen a runway to allow the plane carrying the much needed food and fuel to land!

The 17th was a 'special task' day- the teams have to ferry the support doctors around the local villages offering basic check-ups and medicines.

Finally, the Series IIIs regain some rough dirt-tracks and (with a fair bit of air getting under the wheels) manage 103 miles in a day- a record average on the Camel Trophy (the Borneo event in 1985 managed 2 miles a day once!).

The 20th saw the competitors crossing some savannah-style terrain with tall, dense grass and corrugations. It hits 60 degrees inside the Land Rovers- and that's with the Safari roof. The engines still go strong and the Italian co-driver even manages to fall asleep in a diesel Series III ploughing over rough ground at 30 mph- surely a unique occurrence.

On the 22nd, 16 days after leaving the Zaire capital, the muddy collection of vehicles reach Kisangani. They have spent the early morning setting up a wildlife monitoring post by headlights. Apart from one 109 undergoing ordeal by fire, all the Land Rovers returned fully operational, once again proving the vehicle's toughness and reliability over the toughest conditions the world has to offer.

The Dutch team (Henk Bont and Frank Heij) were the overall winners, with Portugal and Hong Kong as runners-up.

1982 - PAPUA - NUEVA GUINEA

En 1982 el Camel Trophy atrajo el interés de otros países y fue la oportunidad para convertirlo en un evento realmente internacional. Para este tercer Camel Trophy, participaron 2 equipos por cada país, Holanda, Alemania, Italia y Estados Unidos.
El lugar elegido fue la Isla de Nueva Guinea, en la parte norte de Australia, o para ser mas precisos, la mitad este de la isla Papua Nueva Guinea. Cubriendo un área de más de 460.000 kms. cuadrados con una población de 3 millones y medio incluyendo unas 700 tribus. Fue precisamente la zona más montañosa el lugar elegido. Papua Nueva Guinea fue un lugar ideal para el Camel Trophy, un lugar vasto, dispersamente poblado, remoto, exótico, desafiante y duro.


Sin embargo se pensó que el nuevo formato internacional del evento y el incremento en el número de equipos, requería un mayor número de elementos de competición que en los eventos anteriores. Así que en 1982 se introdujeron por primera vez las llamadas “Special Tasks”, las pruebas especiales, no obstante de una manera muy limitada.
Después del excelente resultado que dieron los Range Rovers en Sumatra en 1981, se decidió usarlos de nuevo en 1982, comenzando lo que se convertiría en un acuerdo empresarial de cerca de 20 años con Land Rover. Esta primera expedición estaba compuesta por 57 personas y 28 vehículos.
Los ocho equipos se enfrentaron a una ruta potencialmente peligrosa a lo largo de remotas pistas coloniales desde los asentamientos mineros del monte Hagen hasta Madang en la costa oeste. 


Los equipos fueron sometidos día y noche a las extremas condiciones del clima y del terreno, progresando por deterioradas pistas llenas de fango, fuertes rápidos, difíciles vadeos de ríos y algunas inundaciones. Varias noches se emplearon en la construcción de puentes y reparación de las pistas en esta dura expedición.
A lo largo de su recorrido por la isla, los expedicionarios tuvieron la oportunidad de trabar contacto con diversos grupos aborígenes que, en algunos casos, mantienen condiciones de vida similares a las de los pueblos del Neolítico, lo que permite considerarlos como auténticos “primitivos actuales”. 

Una característica común a todos estos grupos humanos es el escaso contacto que mantienen con las demás etnias. En general, ignoran el uso de los metales, apenas utilizan recipientes y el vestuario de sus hombres suele reducirse a una funda peneana. Por otra parte, poseen una aguda intuición, y una amabilidad que causa el asombro de cuantos le visitan, de ahí que el contacto con ellos sea una experiencia difícil de olvidar: un verdadero viaje a la prehistoria.
 
Especialmente impresionante para los participantes en el Camel Trophy resultó la convivencia con los habitantes del valle de Asaro, los llamados “hombres de barro”, que durante la celebración de sus fiestas recubren completamente su cuerpo de lodo y esconden su rostro bajo mascaras terrosas cuidadosamente preparadas, al tiempo que desarrollan sus danzas rituales.
 
No resulta, pues, difícil imaginar la capacidad de adaptación que tuvieron que demostrar los participantes del Camel Trophy, emulando en cierto modo a los aborígenes de Papua-Nueva Guinea, para superar un recorrido que transcurrió entre la espesa maleza, los húmedos bosques tropicales y a la vista de montañas de más de 5.000 metros de altura en algunos casos. Como contrapartida, el entorno en que se desarrollo la prueba ofreció también extraordinarios alicientes, entre ellos la contemplación de diversas especies de aves del paraíso, cuyos impresionantes plumajes son utilizados por los nativos para engalanarse la cabeza en ciertos actos rituales.

Algunas anécdotas de esta edicion:
En el poblado de los hombres de barro, les ofrecieron unos panfletos redactados en perfecto ingles con los siguientes precios:
  • Un simulacro de ataque 100 kina
  • Un simulacro de ataque con fotos 150 kina
  • Cada 5 minutos adicionales 10 kina
  • Se espera que el público compre souvenirs para el sostenimiento cultural de esta tribu.


Cerca de Mendi, un papuano borracho, vestido con chaqueta y corbata, estuvo a punto de chocar contra el coche de cabeza. El vehículo del papuano, se salio fuera de la carretera y se enfrento con los 2 alemanes de cabeza.
Una noche, en un bar, un rico hacendado ofreció a los participantes 50.000 marcos por cada Range Rover. Evidentemente, no los vendieron.
Al pasar por la colonia alemana en medio de Nueva Guinea, oyeron por la radio que la carretera estaba bloqueada por guerreros. Tomaron la decisión de desviarse por otro camino. Más tarde oyeron, que dichos guerreros, pensaban que la caravana del Camel Trophy eran cazadores de monstruos y que querían cazar al mostruo que vivia en el Lago Kopiano con torpedos. Los torpedos resultaron ser las bombonas de gas propano, que la caravana utilizaba para calentar las comidas.

En esta zona fue donde la caravana se encontró con las aves del Paraíso. También vieron escarabajos del tamaño de pelotas de tenis. En toda esta zona había que dormir con mosquiteras, ya que el lago Kopiano, es el foco principal de malaria en el pais.

Los ganadores de este primer Camel Trophy internacional fueron los integrantes del equipo italiano, Cesare Gerardo y Giuliano Giongo, que demostraron ser los mejor preparados para superar las pruebas de orientación nocturna, modalidad de competición que desempeñó un papel decisivo en la adjudicación del trofeo. Los segundos clasificados fue el primero de los 2 equipos alemanes. En esta edición aun no se creo un premio independiente para las “Special Tasks”

Video Resumen en Inglés:

 



1981 - SUMATRA

Debido al éxito del año 80 las solicitudes para participar en Camel Trophy 81 Sumatra se multiplicaron por 10. Por segundo año consecutivo solo se permitieron equipos de la República Federal Alemana. 5 equipos con 8 hombres y 2 mujeres, Karin Stoppa y Anneliese Valldorff, se prepararon para afrontar otro reto a través de los retos del lejano Este. El lugar seleccionado esta vez, fue la isla indonesia de Sumatra y la ruta programada consistió en recorrer 1.600 kms desde Medan en el ecuador hasta Jambi en el Sur, sobre pistas que en grandes tramos transcurrían por auténticos cenagales.
Los organizadores habían aprendido bien la lección del año 1980 y eligieron para la presente edición vehículos Range Rover, siendo estos los únicos considerados lo suficientemente fiables y robustos para poder soportar las inclemencias y castigos que pudiera infligir las junglas ecuatoriales. Sin embargo, Sumatra enfrento a los equipos con otros muchos problemas y dificultades, siendo lo más notable el cambio dramático del tiempo debido a la variación del terreno.

Empezando su viaje en las tierras frias volcánicas del norte, el convoy se introdujo en los pantanos tropicales del sur. El cambio de la humedad y de temperatura era tan extremo que dejaron los equipos sin energías ni fuerza.

 
La organización escogió varios puentes semiderruidos sobre el legendario río Kwai para celebrar sobre ellos algunas de las pruebas especiales, superadas por todos los equipos con una enorme frialdad, ya que el más pequeño error podría haber dado con los vehículos en el río. Asimismo, entre otras pruebas de difícil ejecución, se dispuso el cruce de un extenso lodazal en el que sirvieron de poco las poderosas cualidades de tracción de los todoterreno, ya que en ocasiones quedaron empotrados en el fango hasta la altura de los volantes y hubo que recurrir al uso del winch, o cabestrante, para poder hacerlos avanzar.
La prueba comienza el 9 de abril en Berastegui, un pequeño pueblo en el norte de la isla. El primer contratiempo “burocrático” se lo encuentran a las 2 horas de partir, en Kabanhaje, la capital regional, donde el Comandante de la región les retuiene por no tener claro que estan haciendo esta gente en su región. Entre Andreas Bender, el líder de la expedición y su interprete David, apodado King Kong, negocian durante 4 horas en la casa del comandante, pero no resuelven el problema.

Los soldados se situan delante y detrás de la caravana para no dejar salir a nadie y mientras los niños no paran de tocar todo debido a su curiosidad. Por la tarde y solo después de una pequeña “explicación económica” al convoy se le permite seguir su camino. Los expedicionarios aprenden una importante lección, cuanto más dinero se entregue, menos tiempo se pierde. Había que recuperar el tiempo perdido. Por una pista en la que el hombre blanco no había conducido durante más de 20 años, los agujeros de medio metro de profundidad se suceden. Los ejes y las suspensiones de los Ranges son castigados al máximo y sufren unos cuantos pinchazos. Dos horas después de media noche llegan a su primer destino. Esa noche los participantes rehusan comer “carne de perro, delicatesen indonesia” y descubren que sus camas son las mesas sobre las que estan comiendo.

El segundo día comienza con optimismo, 20 kms de buena pista. De repente el camino se corta y tienen que de dar la vuelta. Andreas y King Kong hicieron este camino el año pasado. La alternativa esta llena de plantas carnívoras. Las chicas quedan atascadas en un agujero de fango. Después de 1 hora de duro trabajo el coche es rescatado. Hans, después de dirigir la operación de rescate es apodado la Montaña Bavara. Por fin vuelven a conectar con la pista, aunque ahora está muy resbaladiza. Al día siguiente deben cruzar un río, 500 metros contracorriente. Tras algunas dificultades todos los vehículos cruzan al otro lado. Los caminos son mejores pero tienen el problema de los viandantes. Por adelantar a un ciclista el vehículo del doctor se sale y se queda colgando una rueda sobre un barranco de 15 metros. De nuevo la Montaña Bavara dirige la operación de rescate. Tras el duro trabajo pide al doctor un poco de medicina (whisky).

 
Se encontraron con distintos puentes, en los que se perdía mucho tiempo ya que multitud de veces había que repararlos, hay que pasarlos de noche varias veces, iluminados por los focos y antorchas, todo el mundo ayuda a cruzar los vehículos. Las largas paradas en los ríos producen stress y nervios. Las luces atraen a toda clase de bichos y mosquitos.
En otra de las jornadas una rampa de un ferry pone a los equipos a prueba, ya que esta cubierta de barro y bastante inservible. Toda la calma del mundo es requerida para subir los coches al ferry. Eso sin tener en cuenta el ferry, que no es mas que un montón de troncos atados y tirados desde el otro lado por un motor que parece que se va a parar en cualquier momento. No obstante hay otras recompensas como son la variedad de colores de los diferentes cultivos y la puesta de sol.
Otra noche les cayó el diluvio universal sobre sus cabezas. El rió sube un metro en menos de 15 minutos. El ferry que tiene que llevarlos al otro lado no puede funcionar.

Deben de buscar caminos alternativos hasta que encuentran un puente para cruzar el rió, un puente que probablemente no se ha usado con vehículos en los últimos 25 años. El cruce del puente se hace muy despacio ya que tienen que poner trozos de madera delante de los vehículos para impedir que caigan. Todo esto bajo un calor sofocante que haría hervir al mismo rió.

 
Las jornadas se vuelven insufribles debido al calor. Si se cierran las ventanas no se soporta el calor. Si se abren los mosquitos atacan. En una de estas se encuentran un autobús y un camión. Están atascados en medio de la pista. La Montaña Babara pide a los pasajeros del autobús que salgan para facilitar el rescate, pero los pasajeros no quieren por miedo a perder sus asientos. Al final son convencidos. Con la ayuda de 3 Range Rover los monstruos son liberados.
Los participantes cruzan el ecuador y algunos de los miembros reciben el ritual del bautismo del ecuador, con bastante cerveza por cierto. El camino hasta el final comienza a ser más fácil. Finalmente, la pareja formada por Christian Swoboda y Knuth Mentel consiguió alzarse con el triunfo. Pese a las dificultades y contratiempos, el éxito volvió a coronar la aventura, de ahí que os organizadores pensaran en la conveniencia de dar cabida en ella a participantes de otros países. 

Breve resumen en Inglés:

1980 - AVENTURA TRANSAMAZONICA

La aventura transamazonica fue el precedente inmediato del Camel Trophy. Transcurrió por un itinerario paralelo al curso del río amazonas, un lugar legendario en la historia del descubrimiento del Nuevo mundo. De esta forma la prueba quedaba ligada desde sus orígenes a uno de los escenarios míticos de la aventura humana.

Tres equipos de la República Federal Alemana, iniciaban la primera edición de la prueba que ahora conocemos como Camel Trophy, y que entonces se llamo “Aventura Transamazónica”, precisamente por celebrarse a lo largo de una ruta cercana al curso del río Amazonas: la llamada “autopista de las lágrimas” por los camioneros brasileños, que luchan contra las deficiencias del firme, el abundante barro y otros numerosos problemas que la hacen casi intransitable.

Esta carretera es la más larga del mundo. Sus 8.000 kms sobre tierra rojiza se extienden entre las ciudades brasileñas de Belém, en la desembocadura del amazonas, y Cruceiro do Sul, situada ya en las estribaciones de los Andes.

Según cuentan, los 6 integrantes de la expedición condujeron 3 “Jeeps” (Jeeps fabricados por Ford Brasil denominados U50), alquilados localmente a Hertz. Esta fue la única vez que vehículos distintos de la marca Land Rover se usaron en la famosa prueba. 
Los 3 equipos comenzaron su viaje cerca de la costa atlántica, en Belem y condujeron en dirección oeste hasta el pueblo Santarem junto al río. El viaje llevó a los equipos a través de la densa selva amazónica, junto a la que corre el más caudaloso y largo río en el mundo.

La autopista de las lagrimas, es una carretera que no perdona ningún error. Ya en la primera jornada los equipos se dan cuenta de su primer error, la estiba de los equipajes en los vehículos. Tienen que parar y reorganizar todo el equipaje perdiendo un tiempo muy valioso ya que a las 6 de la tarde caía la noche cerrada y los agujeros y roderas eran difíciles de ver, por lo que deben de conducir como si trasportasen cristales.

Al llegar a Tocantins, los 3 equipos deben de coger el ferry. Aquí se encuentran con otro problema, necesitan contar con el permiso de la policía local para subir. Ese problema se solucionó rápidamente con 400 cigarrillos y un par de camisetas, tras lo cual pudieron subir al ferry quitando el sitio a conductores que llevaban varios días esperando. Llegan a la otra orilla entrada la noche y comienzan unos peligrosísimos 80 kms de noche cerrada, donde la conducción se hace lenta y pesada, viendo agujeros donde no los hay y cayendo en roderas que no se ven. Al final consiguen llegar a Malabo, la ciudad de los buscadores de oro. Las reservas del hostal que tenían desde hace meses para dormir, han sido revendidas a otros visitantes que pagaron más dinero y el único lugar que consiguen para dormir es un sucio burdel.

 El tramo que sigue a Malabo continua siendo una tortura, desniveles, agujeros, piedras, hacen que los equipos bailen salsa con sus jeeps. No se ven muchos coches, de los 3 que ven esa jornada uno de ellos esta volcado junto a la carretera. El capot de los coches se está empezando a agrietar debido al traqueteo y al peso de la rueda de repuesto y uno de los carburadores está dando problemas. El tapón de uno de los depósitos de combustible delanteros se ha salido y solo se dan cuenta de ello cuando empiezan a oler a gasolina. No obstante, es demasiado tarde. Una llamarada salta en la parte delantera y el vehículo de Manfred y Richard comienza a arder. No hay heridos pero tanto el vehículo como el equipaje se han perdido. 
 
El camino hacia Santarem sigue siendo un infierno de agujeros, piedras, barro. Pinchan varias veces y los últimos kilómetros han de hacerse con solo 3 ruedas sanas ya que no quedan ruedas de repuesto en buen estado. Los coches están para el arrastre. Por fin el Hotel Tropical les recibe no sin antes convencer al recepcionista de que no son vagabundos. Han dejado atrás 2 semanas muy duras, con calor, barro e insectos, pero realmente han disfrutado la aventura.
En su regreso a Europa, los equipos fueron recibidos como héroes, dándose cuenta poco a poco que habían capturado la atención de otros países alrededor del mundo. Ciertamente nadie entre todos los que habían formado parte de este primer Camel Trophy, podían ni remotamente imaginarse el crecimiento que se produciría en las 2 décadas siguientes o su consiguiente éxit.


Klaus Karttna-Dircks and Uwe Machel, los ganadores del primer Camel Trophy, se ganaron un hueco en los libros de historia por su éxito en una expedición que se convertiría en la más famosa de su genero. 

Video en inglés:

Recuperando la pagina Camel trophy.es

La pagina original Camel Trophy.es ya no está disponible, pero todabia quedamos algunos fans seguidores de ese evento. Mucho del contenido de este blog se basa en esa pagina web y ademas se ha añadido contenido de otras fuentes como El libro de la Aventura y otros articulos y paginas de CT (Camel Trophy) de todo el mundo.

Con ese fin se crea este blog, la de mantener la historia y el Camel Trophy vivo.

Al igual que rezaba en cameltrophy.es este sitio no tiene nada que ver con los propietarios de la marca:

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